lunes, 5 de octubre de 2015

“María en tierra de nadie” en el INWTD

Los pasados 16 y 18 de junio 2015 visitamos el Salón de usos múltiples del Instituto Nacional Walter Thilo Deininger, previa autorización de la dirección para interactuar con chicos y chicas de primer año de bachillerato. ¿El objetivo? Mostrar algunos de los riesgos que sufren nuestras mujeres rumbo a un Estados Unidos que nos desune día con día. La complicidad de esta actividad la tiene Marcela Zamora, documentalista salvadoreña que dirige el video transmitido y a quien agradecemos con franca honestidad por permitirnos compartir su trabajo en nuestra juventud.



Fue interesante encontrar diferentes facciones del mismo rostro de nuestra juventud en el desarrollo de este cine fórum, ya que encontramos desde el más desinteresado que desertó en plena proyección para ir a comer algo al cafetín hasta los que participaron brindando su opinión al respecto de tan cruda realidad. Es duro confirmar que casi todos los alumnos asistentes tienen sus raíces cortadas y enviadas de forma ilegal a un país que nos clasifica como mano de obra problemática. Estos problemas, como recalcábamos en el foro, encontraron su agudización en los años sesentas, cuando se comenzó migrando internamente del campo a las urbes y posteriormente hacia los países vecinos. ¿Motivos? Las carencias sociales que han generado sistemas económicos viciados con el progreso inhumano de muy pocos.





Me hace reflexionar una recurrencia en las opiniones de los jóvenes que tomaron la palabra y compartieron sus reflexiones, ya que exhortan a modificar la situación actual. En casi todas las opiniones encontramos frases como “seamos mejores personas”, “hay que luchar por salir adelante” “mejorar la economía”, “necesitamos mejores leyes”, “necesitamos mejores proyectos, mejores ideas” y termina coronando una suplicante frase que reza “un mejor El Salvador“.  Esto podría significar que los jóvenes asistentes al documental entienden que en nuestro país TODO debe cambiar y para mejor. Es lógico interpretar que entienden el presente como un tiempo escabroso que debemos superar.
¿Desde cuándo los salvadoreños entendemos así nuestro presente?
No es noticia que las desigualdades sociales y la corrupción en todos o casi todos los gobiernos de nuestro país destrozan la poca cohesión social, desprendiéndonos de nuestros pueblos de origen para comenzar a soñar con tierras extrañas que el mito de la globalización nos plantea como fatal espejismo. Y así ha nacido el paradigma que nos dicta permanentemente que debemos cambiar a una realidad “mejor”.
Hoy por hoy, tenemos un país que obliga a verle los defectos para describirlo, para intentar comprenderlo, incluso.
Nuestros jóvenes intuyen que existe una vida mejor que la que han respirado hasta el momento. Los cuentos de los abuelos, difuminados por el tiempo se los asegura. Las clases de ciencias sociales intentan informarles en las aulas. Y más de algún suspiro de algún adulto melancólico deja ver la nostalgia por tiempos en los que se vivía sin tanta barbarie fratricida y desquicio. Pero eso no pasa de ser un mito para la mente de quien nunca ha vivido tan lejana realidad, confinada a ser irremediable y borroso pasado. La pérdida de nuestras raíces continúa desangrando, mientras el comercio permanente de armas y drogas reforzado por el consumismo se fortalecen en la cotidianidad salvadoreña.
El foro con los chamacos y las chamacas del primer año de bachillerato del “Walter” nos hizo reconocer la responsabilidad social que tenemos todos para construir un país nuestro, un país para todos los salvadoreños. Una tierra que no acepte nunca más ser abonada con sangre violentada de sus propios hijos, una madre patria que nunca más deje partir a sus críos en tan dolorosa diáspora sin esperanza.
Será necesario compartir este documental con más instituciones educativas de nuestro municipio, para aportar a la formación de un criterio en nuestra juventud, que son los que están a punto de migrar para no morir, a punto de perder la oportunidad de transformar nuestro país.