Fue interesante encontrar diferentes facciones del mismo rostro de nuestra juventud en el desarrollo de este cine fórum, ya que encontramos desde el más desinteresado que desertó en plena proyección para ir a comer algo al cafetín hasta los que participaron brindando su opinión al respecto de tan cruda realidad. Es duro confirmar que casi todos los alumnos asistentes tienen sus raíces cortadas y enviadas de forma ilegal a un país que nos clasifica como mano de obra problemática. Estos problemas, como recalcábamos en el foro, encontraron su agudización en los años sesentas, cuando se comenzó migrando internamente del campo a las urbes y posteriormente hacia los países vecinos. ¿Motivos? Las carencias sociales que han generado sistemas económicos viciados con el progreso inhumano de muy pocos.
Me hace reflexionar una
recurrencia en las opiniones de los jóvenes que tomaron la palabra y
compartieron sus reflexiones, ya que exhortan a modificar la situación actual.
En casi todas las opiniones encontramos frases como “seamos mejores personas”,
“hay que luchar por salir adelante” “mejorar la economía”, “necesitamos mejores
leyes”, “necesitamos mejores proyectos, mejores ideas” y termina coronando una
suplicante frase que reza “un mejor El Salvador“. Esto podría significar que los jóvenes
asistentes al documental entienden que en nuestro país TODO debe cambiar y para
mejor. Es lógico interpretar que entienden el presente como un tiempo escabroso
que debemos superar.
¿Desde cuándo los salvadoreños
entendemos así nuestro presente?
No es noticia que las
desigualdades sociales y la corrupción en todos o casi todos los gobiernos de
nuestro país destrozan la poca cohesión social, desprendiéndonos de nuestros pueblos
de origen para comenzar a soñar con tierras extrañas que el mito de la
globalización nos plantea como fatal espejismo. Y así ha nacido el paradigma
que nos dicta permanentemente que debemos cambiar a una realidad “mejor”.
Hoy por hoy, tenemos un país que
obliga a verle los defectos para describirlo, para intentar comprenderlo,
incluso.
Nuestros jóvenes intuyen que
existe una vida mejor que la que han respirado hasta el momento. Los cuentos de
los abuelos, difuminados por el tiempo se los asegura. Las clases de ciencias
sociales intentan informarles en las aulas. Y más de algún suspiro de algún
adulto melancólico deja ver la nostalgia por tiempos en los que se vivía sin
tanta barbarie fratricida y desquicio. Pero eso no pasa de ser un mito para la
mente de quien nunca ha vivido tan lejana realidad, confinada a ser
irremediable y borroso pasado. La pérdida de nuestras raíces continúa
desangrando, mientras el comercio permanente de armas y drogas reforzado por el
consumismo se fortalecen en la cotidianidad salvadoreña.
El foro con los chamacos y las
chamacas del primer año de bachillerato del “Walter” nos hizo reconocer la responsabilidad social que tenemos
todos para construir un país nuestro, un país para todos los salvadoreños. Una
tierra que no acepte nunca más ser abonada con sangre violentada de sus propios
hijos, una madre patria que nunca más deje partir a sus críos en tan dolorosa
diáspora sin esperanza.
Será necesario compartir este documental con más
instituciones educativas de nuestro municipio, para aportar a la formación de
un criterio en nuestra juventud, que son los que están a punto de migrar para
no morir, a punto de perder la oportunidad de transformar nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario